sábado, 3 de abril de 2010

A las puertas del infierno.

Tengo el buen defecto, o la mala virtud, de dudar de prácticamente todo. Hasta de mis propios planteamientos y principios en un momento dado. Vivo en una suerte de duda constante, y el no estar nunca completamente seguro de nada me convierte en una persona insegura ante la vida y de criterios poco estables.

Esta constante búsqueda de La Verdad tiene su propio “colmo de los colmos” cuando empiezas a dudar del propio mecanismo que rige tu modus operandi: dudar de la utilidad de la propia duda en la vida. Y he ahí una paradoja.

Esto suscita la pregunta “¿Utilidad para qué?” y es una buena pregunta. Lo primero es saber qué es lo que quiero y qué busco, porque pudiera ser que la búsqueda de esa Verdad tan grandilocuente y suntuosa en sus mayúsculas, en realidad no me esté ayudando a ser feliz (que es el objetivo último de cada uno de nosotros), pues la falta de seguridad en mí mismo me impide acceder a ciertos objetivos. Bien, ya tenemos algo.

Desterrada pues la “duda constante” como actitud hacia todo, ahora queda cimentar con mucha determinación unos valores estáticos. Siendo un poco pragmáticos, serán aquellos que más fácilmente me acerquen a unos logros que a priori podrían hacerme menos infeliz. Necesitamos una dirección.

De esta guisa llegamos a la siguiente disyuntiva (en cuya elección no pocas veces oscilé, en sinuoso vaivén, mientras la duda constante me mantenía voluble):

  • A) Ser empáticos, altruistas, y honestos con nuestra idea cultural de “bien”, en un mundo decadente, desprovisto de valores e ideas verdaderamente imperecederas, y en el que el tópico de “homo homini lupus est” resulta más que notable.
  • B) O bien, dado el mundo arriba descrito, abocarme a un relativismo crapuloso, a una desafección hacia nuestra naturaleza humana y miserable, y entonces desprenderme de todo tipo de piedad y escrúpulos para con mi especie. Intentar, en síntesis, vivir siempre de manera egoísta, de acuerdo con lo más conveniente para mis propios intereses.

La opción “a” implica una vida filántropa, cargada de sufrimiento y expiación; en cambio la segunda alberga el riesgo de que nuestra propia humanidad nos traicione: la empatía inherente a casi todos los humanos nos convertiría a nosotros mismos en el principal escollo que habría que salvar para conseguir nuestros intereses y por tanto la felicidad. Es por ello que habría que buscarse una manera de evitar esto.

Una forma podría ser el autoengaño (dicen los Barricada que una mentira agradable es muy fácil de creer), que consistiría en una postura supremacista: considerar seres inferiores a los demás. Endiosar nuestro propio YO, nuestro Ego, y esa superioridad nos vendría dada por el conocimiento de nuestra propia naturaleza despreciable, o mejor dicho: por el desconocimiento ajeno de este dato.

Daría igual, pero ni siquiera seríamos incoherentes al autoengañarnos de esa forma, porque la propia opción “b” implica disfrutar con fruición de unas satisfacciones y unos afectos que son superficiales, perecederos, y productos de la propia imperfección humana. Serían fruto de nuestro propio éxito en la vida, y por tanto tan poco fiables y estimables como sus contrarios (padecimientos de la opción "a").

...El problema de todo esto radica, claro, en que hay que creérselo.


...y seguía yo pensando, y no me hagáis mucho caso que ya me estoy yendo... ¿Dónde están exactamente los límites entre una persona con amor propio y una persona vanidosa? Justifica tu respuesta.

¡Te-ma 13! ¡Te-ma 13! ¡Te-ma 13...!

18 comentarios:

Raúl dijo...

Uff, qué espeso todo esto para ser domingo y estar (casi) todo el fin de semana estudiando... de hecho, me he puesto a leerte y me ha parecido que estaba todavía leyendo algún tema de la Oposición. No intentaré disimular aparentando que me he enterado así que te diré que a) te veo muy descartes, por lo de dudar de todo y eso, y b) sí, el tema 13 está bien; tiene la jodienda adecuada para no ser totalmente imcomprensible pero para que lo parezca ante el tribunal. Siento no ser de más ayuda para tu disyuntiva, pero estoy demasiado cansado para pensar... quizás en julio.

Nos vemos.

Sarlacc dijo...

En lo poco que he conseguido enterarme, no me he tirado todo el finde estudiando pero estoy en el curro y escuchando a los Barón, mi capacidad de atención es incluso menor que de costumbre, supongo que lo saludable sería un balanceo de ambas opciones, pero al final cargaremos más una u otra según nuestro momento en la vida.

Particularmente he pasado muchos años intentando ser más opción a), pero eso llega a cansarte, a inflarte los cojones incluso, porque, aunque lo guay es decir que todos somos "empáticos, altruistas, y honestos con nuestra idea cultural de “bien”", al final todos somos unos pedazos de hijos de puta. Y para que lo sean los demás lo somos nosotros mismos.

Así la carga en esa balanza podría determinarse por las experiencias pasadas, si cargas más la opción b) es que te han jodido (o te jodes a ti mismo culpando a los demás, también podría ser). Si eres más de opción a) es que eres Pocoyó. Ni qué decir tiene que de un tiempo a esta parte me tira más la opción b), pero es que en mi opinión lo hace todo el mundo, otra cosa es que se diga, queda feo y eso.

¡Besitos!

Tomás dijo...

Sí, señor Tappy.

Vicen dijo...

En lo que creo que he entendido de tu teleología de la felicidad, pregunto...

¿Por qué asumes que la felicidad es un fin?
En caso de serlo, ¿en qué consiste ese fin? O, dicho de otra forma, ¿qué es esa felicidad? ¿Abundancia de placer? ¿Ausencia de dolor? Quizá se podría llegar a algo aproximado desde la negación...

¿Por qué reduces la búsqueda de "la felicidad" a una relación con el mundo o a relaciones antropológicas?
Aceptando esto, ¿por qué una vida de filantropía debe llevar al sufrimiento? ¿Por qué dices que el mundo está "desprovisto de valores e ideas verdaderamente imperecederas" y hablas aún así de una idea de bien y de la propia idea de felicidad?
¿Realmente las únicas opciones de "vida" son la dicotomía entre rectitud y hedonismo (esto me recuerda un poco a la divergencia entre estoicismo y epicureísmo)?

Sobre tu actitud de duda, tengo una reflexión y más preguntas...

Puesto a dudar podemos llegar hasta donde Descartes no llegó, y es a dudar del sujeto dudante (esta palabra me la he inventado, creo). Es decir, si dudo sé que existe la duda, pero, ¿por qué construir un individuo que lleve a cabo esa duda? La duda existe, esa construcción que llamamos hombre no tiene por qué. Se puede ver sólo como un agregado de circunstancias, un mosaico de historicidad. Como un verdadero edificio que se construye y destruye pero que en ningún caso es idéntico a sí mismo, con lo que la idea de individuo se desvanece*. Desde esta perspectiva...

¿Cómo afrontar la búsqueda de la felicidad como finalidad?
¿Se puede descartar la duda contante de forma definitiva?

* Hay un gran artículo de Hume sobre esto.

Un beso.

P.D.: Efectivamente, yo también me aburro un montonaco :-)

Tomás dijo...

Has hecho muchas preguntas, y normalmente una respuesta es más larga que una pregunta, así que el tochaco resultante se me presupone de antemano bastante serio. Porque voy a intentar responderlas empezando por la primera.

"¿Por qué asumes que la felicidad es un fin? ¿qué es esa felicidad?"

Entiendo la felicidad como una serie de procesos químicos en el cerebro que molan más que otros que se le contraponen: dolor, tristeza, etc. Lo considero por tanto un estado sujeto a estímulos externos(en su mayoría, aunque no todos), y de carácter momentáneo, no general. Llevar una vida en la que estos momentos sean más que los "malos" puede suponer un objetivo bastante coherente con el amor propio (por ínfimo que sea) que tiene todo ser. Por eso asumo que es un fin, en particular el mío.

"¿Por qué reduces la búsqueda de "la felicidad" a una relación con el mundo o a relaciones antropológicas? ¿por qué una vida de filantropía debe llevar al sufrimiento?"

La primera cuestión está más o menos explicada arriba (no es una reducción total tanto como una generalización), y la segunda la contesto en el propio post: Lleva al sufrimiento al no existir esa correspondencia entre los estímulos que tu generas en otros y los que otros generan en tí, dado el egoísmo en el que la gente se mueve. Como dice Tapanez, casi todo el mundo es del lado "b". Esta incongruencia manifiesta entre lo que "hacemos" y "lo que nos hacen" genera malestar y desazón (A mi al menos, no en vano, es un post personal, y por tanto subjetivo).

"¿Por qué dices que el mundo está "desprovisto de valores e ideas verdaderamente imperecederas" y hablas aún así de una idea de bien y de la propia idea de felicidad?"

Con el mundo me refiero a la gente. Dichas ideas existen (prueba de ello es que estamos discutiendo sobre ellas), el problema es la asunción de la misma por parte de los individuos.

"¿Realmente las únicas opciones de "vida" son la dicotomía entre rectitud y hedonismo?"

No lo sé. Tampoco simplifiques a eso el contenido del post, pero si se te ocurre alguna más dímela. Sé que a priori resulta maniqueísta esta postura, pero una miscelánea entre ambas me parecería bastante irracional, en tanto en cuanto habría actitudes abiertamente contradictorias.

"si dudo sé que existe la duda, pero, ¿por qué construir un individuo que lleve a cabo esa duda? La duda existe, esa construcción que llamamos hombre no tiene por qué"

Totalmente de acuerdo. No obstante paso de convertir el post en un debate acerca de teorías cartesianas. Por muy interesante que esto fuese en un bar, borrachos como cubas.

"...Desde esta perspectiva...
¿Cómo afrontar la búsqueda de la felicidad como finalidad?
¿Se puede descartar la duda contante de forma definitiva?"

No veo que haya inconveniente, porque ese mosaico que es el hombre no deja de tener una forma concreta en un momento dado. Yo lo veo desde una perspectiva sincrónica no diacrónica. No teorizo porque me da igual la conclusión, el "ahora" es el objeto de la dicotomía expuesta, y por tanto no tiene lugar la palabra "definitivo" incluido en tu pregunta.

Besitos!

PD: No sé si te has coscao de que te has cargao mi post con tanta pregunta de mierda. Nadie va a tragarse todo este montón de basura por muy aburrido que esté.

Unknown dijo...

Jajajaja. Pues no es que yo esté particularmente aburrida, pero me lo he tragado todo (esto suena sospechosamene cercano a una peli porno... ¬¬ )

Qué queréis que os diga? Me parece que vuestros argumentos filosóficos están muy bien... para una barra y mil cervezas. A la hora de la verdad, yo me planteo la felicidad de un modo mucho más pragmático y me la sopla inmensamente si soy de tendencia A) o B). Soy, simplemente, lo que en ese momento me apetezca ser, que lo mismo puede tratarse de una auténtica hijadeputa que de la más maravillosa de las personas.

No sé por qué tanto interés en teorizar sobre la felicidad cuando de lo que se trata, al fin y al cabo, es de ser feliz; no de saber qué es ser feliz. En la gran mayoría de los casos el conocimiento no se corresponde con la consecución de la idea conocida.

Pero bueno, quién soy yo para decirle a nadie cómo vivir su propia felicidad. En cualquier caso; ha resultado ser un post bastante explicativo.

Un beso.

Vicen dijo...

Pues fíjate, amiga Azran, que para mí es importantísimo saber que es ser feliz para poder serlo. De hecho, es intrínseco al ser humano el conocer algo para poder llevarlo a cabo. Por poner un ejemplo, Tomás sabe que es, para él, la felicidad y actúa en consecuencia para conseguirla. Sin embargo, si yo actuase así no sería feliz, porque mi idea de felicidad es muy distinta a la suya. Así que necesito saber que es ser feliz, por lo menos para mí, para poder serlo.

En cualquier caso, entiendo que nadie se debe plantear las cosas más allá de lo que él mismo decida planteárselas. En mi caso, soy bastante puntilloso en mis planteamientos, pero comprendo perfectamente que otras personas optéis por una actitud más práctica o liviana en torno a estos temas.

Por otro lado, Tomás, como partimos desde supuestos distintos, es complicado que lleguemos a tener algún punto en común. Para mí la felicidad es otra cosa, y bueno, tampoco es plan de eternizarnos aquí.

Unknown dijo...

Bueno, querido Vicen; mucho me temo que pretendes tacharme de frívola e insustancial.

No sé si me has malinterpretado o directamene así lo has pretendido. En cualquier caso, no digo que el ser humano deba actuar por desconocimiento (de hecho, yo sé perfectamente qué me hace feliz y cómo conseguirlo)sino que el hecho de teorizar en demasí asobre ello no conduce necesariamente a la consecución última de la felicidad sino que te puede pasar como al amigo Tomás y encontrarte dándole unas vueltas de más al asunto y llegando justo al extremo contrario.

Para más aclaraciones; ya sabes dónde estoy

Besos

VIcen dijo...

¡Por Tutatis Arzan! Nada más lejos de mi intención que el tacharte de frívola o insustancial. Más bien quería decir que yo soy un rallao con estas cosas, pero que entiendo a los que no os compartáis con un enfermo con estos temas :-)

Vamos, que tu actitud hacia esto me parece, incluso, más productiva que la mía.

Espero que no albergues dudas sobre opinión positiva para con tu persona :-)

Unknown dijo...

Jajaja. Ok, entonces el error de interpretación fue mío. Lo siento :-)

Nergal dijo...

Una pequeña puntualización, la opción "a" no implica sufrimiento y expiación si en tu planteamiento incial incluyes la mezquindad propia del individuo medio. Quiero decir que si actúas así esperando reciprocidad entonces sí, estás bien jodido. Pero si lo haces motivado por lo que es la actitud en sí encontrarás en tu propio obrar la satisfacción que anhelas. Si crees en la opción "a" no buscas tu propio bien, sino el de los demás y es la consecución de este fin lo que te brinda la sensación de bienestar.

Por otro lado tienes la opción "b", más desequilibrada e insostenible por sí misma a mi paercer. Te limitas a actuar como parásito de tus congéneres y más que conseguir objetivos es compararse con los que te rodean el medio más común de satisfacción: "Tengo más cosas que éste", "aquel no ha conseguido lo que quería",.. Lo considero más que una felicidad propia una falsa huida de la mediocridad. Y esto lo aplico igual al putilla que mete chismes por el simple hecho de joder a su vecino como al dueño de una multinacional que explota a niños en el sudeste asiático. Es triste depender de aquellos a quienes dañas.

Otra cosa con la que estoy en desacuerdo es lo de que la empatía es inherente a casi todos. Mentira. Es una cualidad que considero primordial en un buen líder y es la ausencia de ésta lo que valida tu "homo homini lupus est"

Y ahora te doy mi opinión: la duda es comprensible y hasta casi necesaria dado el contexto actual en el que vivimos. Lo que no es permisible es que dudes de tu identidad porque es lo único seguro que tienes. Si aún no sabes quién eres, interioriza hasta conocerte. Quizás el ser portador de una máscara social (al igual que todos) te ha hecho olvidar algunas cosas que sabes desde siempre. Una vez resuelto esto, la elección se presenta por sí misma. Y si después de esto tu elección es la "a" te aconsejo que te la replantees. Se puede ser justo y castigar al egoísta sin salir de la empatía. Se puede sentir y lamentar el dolor que provocas, pero eso no hace que deje de ser necesario dañar a un parásito por el bien común.

Conclusión: no busques una solución absoluta a tu planteamiento vital y no dejes que el medio que te rodea influya en tu identidad. Tu identidad ha de ser sólida e inmune a los avatares de la vida si quieres que sea tuya, si no pertenecerá a lso demás. En mi experiencia, la felicidad no se encuentra al final de ningún camino, es más un producto de vivir fiel a ti mismo.

La respuesta a tu pregunta es que una persona con amor propio está satisfecha de cómo es, es fiel a sus principios. Una persona vanidosa se compara con otros y se juzga mejor. De lo dicho anteriormente por mí se infiere que el primero pertenecería al grupo "a" y el segundo al grupo "b", siempre y cuando estés de acuerdo con mi planteamiento.

Tomás dijo...

Piru, ya te echaba de menos por aquí. Me gusta el enfoque que le has dado al tema. Meditaré sobre ello. O lo haremos ambos si me acompañas un día a regar reflexiones con cerveza como antaño ;)

Vicen y Joy, ufano hállome de que vuesas mercedes hayan dirimido su desavenencia tan satisfactoria, cortés y decorosamente. Pardiez, cuánta educación!

Besitos!

Unknown dijo...

Jajaja. Por supuesto, querido Tom. Las rabietas pueriles no llevan a ninguna parte. Además, a mí deberían prohibirme el uso de un teclado en según qué circunstancias (esto es, después de trincarme más de media botella de whisky :p) Una disculpa a tiempo te ahorra mucha mierda.

Besos :-)

Vicen dijo...

Claro Tom, no es cuestión de lanzarnos puñales por aquí constantemente :-) (Aunque en mi fuero interno os odio a todos y cada uno de vosotros).

The crow dijo...

No vas a ser feliz en la vida pensando cosas como estas, pero esque yo era feliz antes de leer todo esto... me voy a ver un capítulo de south park, que le jodan a Descartes, Cartman te lleva a la felicidad

Tomás dijo...

Anda que no, qué serie más guapa... ¡empezando la 13 que voy!

Nergal dijo...

http://www.documaniatv.com/ciencia/redes-la-pendiente-resbaladiza-de-la-maldad-video_658d0e721.html

Punset hablando del tema.

Sarlacc dijo...

Punset, una derivación de la Ley de Godwin :D

Malditos gurús...