martes, 27 de abril de 2010

El ídolo escarlata (Prólogo)

Inanis era un tipo alto, de pelo negro y rizado, espigado y con cara de espabilado. Vestía unos pantalones ciertamente holgados, que mantenía a la altura de la cintura gracias a unos ridículos tirantes. Eran de color verde chillón, salpicados de lunares fucsia, y desembocaban en unos grandes zapatones azules, bastante más largos que su pie. Una chaqueta roja gastada, con una gran flor amarilla en la solapa, y una nariz roja y redonda completaban la indumentaria. Pudiera parecer un vestuario algo estrafalario desde nuestra perspectiva, pero en el año 2110, era de lo más natural vestir así. Moderno incluso.

No había transcurrido mucho tiempo desde el alba en la ciudad de Crasia, e Inanis se dirigía a pie hacia su puesto de trabajo, en una fábrica de azufre. Por la acera de enfrente y en dirección opuesta transitaba Abdul-Hassan, que también se dirigía a su puesto de trabajo montado en su camello. Compartía con Inanis una similar estética circense, sólo que además llevaba un turbante y sandalias en lugar de zapatos. Inanis lo reconoció enseguida: era el director general del banco al que pagaba la hipoteca de su residencia. Le echaban peste los pies, pero a Inanis no le importaba porque Inanis era un tipo tolerante, un hombre del siglo XXII, y le asistía un gran respeto y aprecio por los banqueros musulmanes.

Se saludaron cortésmente y siguieron su camino.

Más adelante Inanis se tropezó con un individuo de aspecto taciturno, menos payasil de lo que dictaban los cánones estéticos de la época, que estaba fumando un cigarrillo escondido en la penumbra de un portal. Sostenía el humeante cilindro entre los dedos, con la brasa hacia dentro de la palma, con ese ademán nervioso y disimulante de quien se sabe vulnerando una ley. Y hacía muy bien en disimular porque en el año 2110 la pena infringida a los fumadores era la silla eléctrica.

Años antes no era tan dura la pena, pero a comienzos de siglo, una asociación de madres de niños muertos por enfisema empezaron a manifestarse pidiendo “justisia”. Una justicia consistente para ellas en el endurecimiento de las condenas a aquellos que con la ostentación pública de su mórbido tabaquismo, imbuyeran en otros el mimético deseo de fumar. Lo consiguieron, claro.

¡Fumadores asquerosos! –Pensaba Inanis- ¿Dónde se mete la policía cuando se la necesita? Nunca nos libraremos de esta gentuza en nuestro barrio…

Pero Inanis no tenía la culpa de tener ese tipo de pensamientos, porque en el año 2110 nadie tenía cerebro. Los pensamientos te llegaban a la cabeza a través de un cordón umbilical insertado en la nuca de cada uno de los habitantes de Crasia. Estos provenían de un único cerebro gigante situado a kilómetros de altura, un cerebro sin cuerpo, y del cual salían unas manos. La derecha sostenía unos genitales y la izquierda estaba cerrada en un puño del cual asomaba una rosa.

Tampoco es de extrañar que nadie conociese la existencia de dichos cordones umbilicales adheridos a sus nucas, pues a todos ellos les llegaba el pensamiento de que sus pensamientos no llegaban desde fuera. Bueno… quizás sea más correcto decir “casi nadie”...A Inanis le quedaba poco de “pensar” como pensaba. No sabía que estaba a punto de entrar en contacto con un grupúsculo conocido como “La Resistencia”.

(Continuará…)

…(Bueno, lo mismo continúa que lo mismo no, ya si eso…).

Besitos!!

7 comentarios:

Sarlacc dijo...

jajajajaja ese cerebro bien podría haber sostenido lo mismo pero con dos manos izquierdas... bueno, realmente con dos manos derechas, lo mismo viene a ser.

Curioso sitio ese Crasia, desde luego tienes una imaginación desbordante, ¡en la vida veremos algo similar! Aunque sobre las vestimentas algunos grupúsculos ya se les aproximan, ¡so payasos!

¡Besitos fumeta!

Unknown dijo...

Espero que lo continúes. Tiene un punto entre Matrix y... 1984(?) (Mala cabeza tengo para los nombres, joder!!) pero en fin, que mola, y que quiero seguir leyendo :-)

Un beso

Raúl dijo...

Haces bien en quejarte, de forma tan sutil, de las nuevas leyes anti-tabaco que tan duramente os ha impuesto el Gobierno. ¡Debes defender tus derechos que tan impunemente se están machacando una y otra vez! Es increíble lo que me cuesta actualmente ver a nadie fumar, y ya casi no recuerdo el olor a humo.

P.D: ¿que será lo próximo? ¿No poder conducir fumao y bebido? Rojos y libertinos todos.

Tomás dijo...

El problema no es el tabaco, sino la base ideológica y moral que lo convierte en un problema.

En cualquier caso sólo es una historieta, que por otro lado no pretende ser sutil en absoluto, y lo del tabaco es un detalle más. Creo que tu sarcasmo queda algo forzado.

Besitos!

Raúl dijo...

Perdona, no sabía que sólo tú pudieras hacer bromas sobre el tema. Era una forma de decir que realmente las leyes actuales anti-tabaco me parece un bodrio y que me hace gracia que los fumadores os sintáis tan afectados por ellas o porque a la gente no les guste vuestro sano humo. En cualquier caso sólo era un comentario, creo que tu réplica queda algo forzada.

Tomás dijo...

Qué obsesión con el tabaco... si no va por ahí la cosa.

Nergal dijo...

Jajajaja, muy bueno. Voy a por el siguiente.