lunes, 16 de noviembre de 2009

Amenazas

Amenazar es una actividad cuya puesta en práctica desaconsejo encarecidamente. Entre otras razones, porque establece cierto nivel de compromiso del amenazante para con el amenazado. Te convierte en esclavo de tus propias palabras, y eso es un problema, dado el nivel de gilipolleces que podemos llegar a decir al cabo del día.

4 comentarios:

Raúl dijo...

Como vuelvas a escribir algo sobre amenazar, te voy a... ¡un momento, un momento!

P.D: qué sutil, qué sutil. O no.

Sarlacc dijo...

Vale, te sobra un "en" y te falta un "es" en la primera frase. Lo que viene a ser lo mismo que cambiar uno por otro.

Y ya centrándonos en el tema de hoy, que nos ocupa y nos preocupa, cuando pasan cuatrocientos ochenta y tres minutos de la medianoche (¡la calculadora humana oiga!), lo de amenazar es un pedazo de mierda y queda como que muy caní o barriobajero. Aunque siempre se puede lanzar alguna amenaza en plan amistoso, incluso risil, en plan "se le caigan al Hombre Cangrejo sus negras pelotas al suelo si el Madrid no elimina al Alcorcón".

Pero todo esto viene por algo verdad, ¿quién te ha amenazado? Le cagaremos en el pecho y mearemos en las cuencas orbitales. Amenazar, ¡por el amor de Dio!

Tomás dijo...

Corregido!

Unknown dijo...

Hay que ver, nene; dejo de entrar dos días y petas el blog!!
Mola, pero sigue dandole caña, que los días de curro son largos y tediosos y se agradece leer algo que no venga del manual de "hable usted español con 100 palabras" Ayyy, panda de neanderthales hay por ahí!!

Un beso sediento de lectura XDD